jueves, 26 de febrero de 2015

La primera premisa: El fracaso de la clase política


Para los mexicanos que nacimos el siglo pasado hay cada vez más una clara convicción de que los diferentes gobiernos, independientemente de sus colores y su bandera, solo han conseguido aumentar el escepticismo hacia su efectividad. Todos los días, en prácticamente cualquier medio, de manera formal e informal la versión es la misma: los gobiernos han fracasado. En el pensamiento colectivo nacional, no existe unanimidad hacia un episodio o caso en el que la opinión narre lo contrario, pero abundan, por no decir, dominan, las opiniones acerca de la decepción total de todas las experiencias de gobierno, en los tres niveles, municipal, estatal y federal. Sean los ejecutivos, los legislativos o los judiciales, todos son llevados al mismo lugar: una penosa colección de desastres y desengaños.
El ciudadano promedio ha perdido la fe acerca de los beneficios de toda fórmula de gobierno. Ya sea por ineptitud, por deshonestidad corrupta, o por lo minúsculo de sus beneficios, el ejercicio de gobierno tiene un claro sinónimo: el fracaso.
La condición no entraña un hallazgo novedoso, pero no deja de ser muy inquietante que los mexicanos que pertenecemos a muy diferentes generaciones, desde la “Generación S” (los sometidos, nacidos entre 1917 y 1939), la “generación Sandwich (o Baby Boomers, nacidos entre 1940 y 1961), la llamada “Generación X” (nacidos de 1962 y hasta la entrada de la década de los 80´s, testigos de R. Reagan, M. Jackson, la emergencia de la tv y la cultura light), la “Generación N” (de net, nacidos en la plenitud del fin de siglo y quienes no conciben la vida sin las redes sociales), todos, nos encontramos identificados por un denominador común:  la desilusión proveniente de cualquier forma de gobierno que haya existido en los últimos 75 años.
El mexicano promedio, el que mira la tv, escucha noticias, lee los diarios o, simplemente intercambia las opiniones emanadas de los más actuales medios de comunicación digital, opina básicamente lo mismo: toda fórmula de gobierno es un desastre, a cargo del contribuyente.
No podemos establecer que la causa de todos los males que aquejan a nuestra patria es la clase política que dirige y decide desde el gobierno, pero no podemos negar que de ésta no se puede esperar gran cosa hoy y menos en el futuro.
Esa es la realidad hoy y desde hace más de cuatro décadas de nuestra penosa clase política. Esa es la Primera Premisa que sustenta el esfuerzo que la Ciudadanía debemos hacer para cambiar la realidad.

martes, 17 de febrero de 2015

La hora de esta idea ha llegado

La hora de una idea ha llegado: la idea de transformar a México. Pero no una transformación pasiva, emanada de la iniciativa de la autoridad gubernamental. 

El poder está en los Ciudadanos (así con mayúscula) y es la hora de ponerlo al servicio de la patria que queremos, para nosotros y para nuestros hijos. 

Este es el blog de los Ciudadanos comprometidos con cambiar a México, a través de lo único que ni el gobierno, ni los poderes fácticos pueden limitarnos: nuestro propio liderazgo personal.

Los que aquí leemos y publicamos somos Ciudadanos que no creemos que el cambio provendrá de la autoridad o de terceras personas. Somos Ciudadanos convencidos de actuar en primera persona, para cambiar nuestra realidad, para inventar nuestro país.

El propósito de este proyecto: EL PROYECTO CIUDADANO

Hoy día abundan las iniciativas y clamores para cambiar nuestro país. Desafortunadamente, la ominosa realidad se impone sobre cualquier iniciativa: marchas, comunidades virtuales, partidos políticos, agrupaciones sociales, todos, lucen insuficientes frente al peso de esta dolorosa realidad.

 El propósito de este blog es el de impulsar una auténtica iniciativa ciudadana. Suena trillado ¿verdad? Efectivamente, así suena.

Por ello este proyecto no presenta una iniciativa en una sola línea como punto de partida. Más bien quienes aquí colaboramos preferimos desarrollar la idea que le dé paso al gran proyecto, a través de una serie de premisas, las cuales le dan un sentido lógico y comprometido al cambio de nuestra realidad. 

Para conseguirlo, el lector habrá de revisar, uno a uno los supuestos que aparecen a partir de "La primera premisa", los cuales le dan pertinencia al Propósito Ciudadano.

Al leerlas Usted comprenderá que este proyecto no pretende ser ni una iniciativa política, ni un pliego petitorio a las autoridades. No es un espacio de queja, ni de lamentación. No es una ocurrencia coyuntural, que aproveche el ambiente pre-electoral, ni buscamos un espacio dentro del presupuesto del gobierno. No pretendemos movilizar a la Ciudadanía en pos de la rebelión, pero no toleramos a la resistencia pasiva ni la indiferencia.

Este es un espacio de compromiso y acción, para hacer realidad una idea ambiciosa: un México donde desde la más alta autoridad hasta el "ciudadano de a pie" honremos el respeto por nosotros mismos y del estado de derecho. Un México libre de corrupción y anarquía. 

Un país vivible, del cual guardemos orgullo, porque lo estamos re-construyendo desde abajo, desde su Ciudadanía.