Han quedado expuestas a gran nivel de
detalle “Las Seis Premisas” que, en nuestra opinión, dan sustento a un proyecto de transformación
ciudadana. Es tiempo entonces de dar paso a las acciones, asegurando que estas tengan
la solidez necesaria para llevar adelante los cambios urgentes que nuestra
realidad demanda. Al hacerlo habremos de considerar que un proyecto de esta
naturaleza, a manera de un ejercicio de refinación, habría de poder cumplir con
cada una de las premisas, sin controvertirse entre ellas y sí, resolviendo los
retos que cada una plantea.
Bajo tal certeza, un proyecto exitoso de
transformación ciudadana, debe ser un modelo de ejecución, gallardía,
honestidad y transparencia que avergüence a los miembros de la penosa “clase
política”, haciéndoles ver a los de lo
que podemos ser capaces los Ciudadanos (con mayúscula) organizados, sin
infringir la ley ni violentar el estado de derecho (1P).
De la misma manera por un solo principio de
congruencia, no habrá de caer en la tentación de sugerir que sean los propios
miembros de esta “clase política” quienes lo patrocinen o lo lleven a cabo,
sino estrictamente los ciudadanos “de a
pie”, como Tú y como Yo (2P).
Una iniciativa que no se politice ni pase a
formar parte del patrimonio de los partidos políticos; que prescinda de los
liderazgos mesiánicos y el uso de los recursos provenientes del erario público.
Una iniciativa auténtica e
indiscutiblemente ciudadana (3P).
Un proyecto ciudadano que ataque frontal y
decididamente a la corrupción, renunciando a la realidad de que esta ha sido y
siempre podrá ser una forma de obtener ganancias personales de diversa índole,
que por otros medios lucen inaccesibles. Es
combatir la condición de “moneda de cambio” que la corrupción tiene en nuestra
sociedad (4P).
Un proyecto que no se quede en la queja y
la lamentación; que haga de la denuncia un medio y no un fin en sí mismo, en la inteligencia de que es necesario
actuar, no solo manifestar opiniones ni reclamar acciones de terceras entidades
(5P).
Un proyecto que asegure que le cerraremos
el paso a la corrupción, actuando en los
múltiples y muy frecuentes espacios que los ciudadanos le concedemos en nuestro
actuar diario, a las trapacerías y fechorías mayores de una clase sin
escrúpulos y que sin duda carece del sentido crítico de lo que significa ser
“servidor público” (6P).
No pretendemos ideas espectaculares ni
movimientos incendiarios, cuya complejidad imposibilite de entrada su
realización y dificulte su instrumentación, por parte de Ti y de Mí. Concentrémonos
en ideas contundentes, amplias, ambiciosas si, pero también plausibles, cuya
factibilidad esté al alcance de la mano de cada uno.
Apostamos a una iniciativa que enorgullezca
a las generaciones venideras y que modele el comportamiento ciudadano que
esperamos de nuestros hijos.
Un proyecto que le otorgue sentido a los
sufrimientos y pesares de quienes nos precedieron y que nunca vieron realizado
su anhelo de un México mejor.
Un proyecto en contra de la cultura del “no se
puede” o “parece inalcanzable”.
Un proyecto que honre a quienes perdieron
su patrimonio, su libertad o hasta su vida, como consecuencia del actuar de
funcionarios abyectos y personajes llenos de vileza y desprecio por los
electores y por nuestra Patria.
Y de manera sustantiva, un proyecto que capitalice
todo el aprendizaje, la ambición y la determinación de los líderes que habremos
de llevarlo a cabo, responsable y comprometidamente, hasta sus últimas
consecuencias: Tú y Yo.
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